Negratin en los medios
20 agosto, 2025

En Europa, y especialmente en España, la transición energética ha dejado de ser una aspiración para convertirse en una palanca estructural de transformación económica e industrial. La descarbonización del sistema eléctrico, la electrificación de la demanda y el impulso a las energías renovables son hoy objetivos estratégicos que movilizan tanto recursos públicos como capital privado. España, por ejemplo, aspira a alcanzar un 81% de generación renovable en 2030, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), con una inversión estimada de casi 300.000 millones de euros.
En este nuevo contexto, el papel de los EPCistas (empresas responsables de diseñar, adquirir y construir y operar infraestructuras energéticas) cobra más relevancia que nunca. Ya no basta con ejecutar proyectos: se espera de ellos visión estratégica, flexibilidad operativa y capacidad tecnológica para acompañar a promotores, inversores y administraciones en un entorno cada vez más complejo y exigente.
Este nuevo escenario viene también marcado por una exigencia creciente en términos de sostenibilidad, que se está posicionando como pilar transversal fundamentales del sector. La mayoría de los proyectos EPC están cada vez más vinculados a modelos energéticos basados en fuentes renovables, lo que exige una integración real de criterios ESG desde la fase de diseño hasta la operación.
Poner en marcha una planta solar en Colombia o una instalación fotovoltaica en España hoy es un proceso de gran complejidad que requiere una gestión integral y flexible. Las empresas EPC deben ser capaces de adaptarse a las particularidades operativas, administrativas y financieras de cada mercado.
Disponer de recursos propios durante todas las fases, desde el desarrollo y la construcción hasta el mantenimiento y la gestión de los activos, supone una ventaja competitiva decisiva. Así, tanto clientes como financiadores pueden confiar en que, al contratar un EPCista, se garantizarán el cumplimiento de los objetivos acordados y la viabilidad a largo plazo del proyecto. Esto resulta especialmente relevante en mercados emergentes, donde abundan las barreras regulatorias y financieras, y donde se busca ejecutar proyectos en plazos ajustados y con el menor riesgo posible.
La transformación del sector EPC también viene marcada por la incorporación de nuevas tecnologías que están redefiniendo cómo se concibe, construyen y operan las infraestructuras energéticas. Herramientas como el modelado BIM (Building Information Modeling), los gemelos digitales, la monitorización remota y la inteligencia artificial permiten reducir errores, anticipar incidencias y mejorar la trazabilidad de los estándares ESG. Los gemelos digitales, por ejemplo, ofrecen una réplica virtual del proyecto que permite simular escenarios, optimizar procesos y acceder en tiempo real a la información relevante, lo que maximiza la eficiencia y la capacidad de respuesta.
En España, donde la aceleración de la transición energética convive con retos como la saturación de la red o la tramitación administrativa, la eficiencia operativa y la calidad de la ejecución son más críticas que nunca. De ahí que el EPCista del futuro deba apoyarse en tres pilares: tecnología, integración y sostenibilidad. Por tanto, no se trata solo de construir, sino de entender el proyecto energético en su conjunto, actuar como socio tecnológico, gestor del riesgo y garante de impacto positivo.
En Grupo Negratín, hemos apostado por evolucionar hacia un modelo vertical que combina ingeniería in-house, capacidades de ejecución propias y una creciente actividad como IPP. Esta visión nos ha permitido reducir plazos de entrega en mercados tan diversos como Latinoamérica o Asia, al tiempo que garantizamos el cumplimiento de los estándares más exigentes en materia ESG.
La transición energética no se construye con discursos, sino con proyectos. Y detrás de cada proyecto exitoso hay un EPCista que no solo construye, sino que entiende el proyecto energético en su conjunto y sabe anticiparse, adaptarse e innovar. En este nuevo paradigma, la capacidad para convertirse en socios tecnológicos, gestores del riesgo y garantes de impacto positivo permitirá transformar objetivos climáticos en infraestructuras reales, viables y sostenibles.
Esta tribuna de opinión se publicó en El Periódico de la Energía el 20 de agosto de 2025.
EPCistas 4.0: los nuevos arquitectos de la transición energética